Esta práctica, a todas luces abusiva, es permitida por los estados de todo el mundo. ¿La razón? Sobornos a gran escala a gobiernos y administraciones de toda índole. Estos entes desembolsan cada año un dinero que no han sudado a una empresa transnacional que maltrata a sus usuarios. ¿Cómo lo hace? Les impone una política de actualizaciones con el fin de que el flujo de dinero siga engordando los bolsillos de una de las empresas de mayor capital del planeta. Además, atenta contra la privacidad de las personas que usan Windows en sus ordenadores, recolectando cada vez más datos personales, que a su vez venden o incluso regalan a terceras empresas o agencias gubernamentales.
Siempre hemos sabido que Windows espiaba a sus usuarios, pero a medida que pasa el tiempo y las nuevas versiones de este sistema operativo, su intromisión en la vida personal está sobrepasando incluso los límites de la legalidad.
Quizá haya llegado el momento de plantearse seriamente el cambio a otros sistemas operativos, aquellos que están hechos por y para usuarios y usuarias, y cuyo objetivo es ser útiles a la gente, no al dinero. Además, estos sistemas trabajan en la protección de la seguridad y la privacidad de quienes los usan. ¿Por qué? Pues…
Porque sin privacidad, no hay libertad!!!
El el programa de este mes: